EUROPA
PRESS
7 abril
2017
El equilibrio general de las bacterias en la piel de una persona,
en lugar de la presencia o ausencia de una cepa bacteriana particular, parece
ser un factor importante para el desarrollo del acné y la salud de la piel,
según concluye una investigación que se presenta en la Conferencia Anual de la
Sociedad de Microbiología europea, que se celebra hasta el jueves en Edimburgo,
Reino Unido.
El acné
vulgar es una afección cutánea común que afecta a entre el 80 y el 85 por
ciento de las personas en algún momento de sus vidas. Aunque se trata de una
enfermedad de los folículos del pelo en la piel, las causas exactas del
trastorno son confusas. Se ha vinculado la bacteria 'Propionibacterium acnes'
con el acné, pero como 'P. Acnes' es la especie más frecuente y abundante en el
folículo en individuos sanos y con acné, su papel en el acné no se entiende
bien.
Los
investigadores, dirigidos por el doctor Huiying Li, profesor asociado de Farmacología
Molecular y Médica en la Escuela de Medicina David Geffen de la Universidad de
California-Los Ángeles (UCLA), usaron tiras de limpieza de poros para obtener
muestras de folículos de 72 individuos: 38 con acné y 34 sin él. Entonces,
emplearon una técnica llamada análisis de secuenciación escopeta de ADN para
identificar y comparar la composición del microbioma de la piel de los dos
grupos y validar los resultados en diez individuos adicionales.
Los
investigadores fueron capaces de detectar diferencias en la composición de
bacterias de la piel, señalando divergencias genéticas sutiles entre las cepas
de 'P. Acnes' de los dos grupos clínicos. En el grupo sano, la comunidad
bacteriana se enriqueció con genes relacionados con el metabolismo bacteriano, que
se cree que son importantes para evitar que las bacterias dañinas colonicen la
piel.
Terapias para mantener el equilibrio
microbiano, mejor que antibióticos
En
cambio, el grupo de acné contenía mayores niveles de genes asociados a la
virulencia, incluyendo aquellos asociados con la producción y transporte de
compuestos proinflamatorios como toxinas bacterianas potencialmente dañinas
para la piel. Con base en los perfiles de estos elementos genómicos, el equipo
fue capaz de predecir el estado de salud de los individuos con alta precisión.
Este
estudio proporciona nuevas ideas sobre los mecanismos microbianos detrás del
desarrollo del acné y sugiere que los tratamientos dirigidos para modular la
microbiota de la piel y mantener un equilibrio bacteriano saludable puede ser
mejores que el uso de antibióticos, que puede matar de manera no selectiva
tanto bacterias de la piel dañinas como beneficiosas. Estos tratamientos
podrían incluir suplementos probióticos o terapia fágica -virus para matar
bacterias-- que selectivamente se dirigen a cepas bacterianas específicas.
La
doctora Emma Barnard, investigadora del Departamento de Farmacología Molecular
y Médica de la Facultad de Medicina David Geffen de UCLA, encargada de
presentar el trabajo en la Conferencia, apunta: "Entender la comunidad
bacteriana de la piel es importante para el desarrollo de tratamientos
personalizados. En lugar de matar a todas las bacterias, incluyendo las
benéficas, debemos centrarnos en cambiar el equilibrio hacia una microbiota saludable
dirigiéndonos a las bacterias dañinas o enriqueciendo las bacterias
beneficiosas".